La luz sin fondo

Estamos todos a las apuradas, que tengo prueba mañana y no llego, que son las 5 y tengo turno a las 5:15, voy y vengo, idas y vueltas, ¿para que? El maldito tiempo, todo lo condiciona y todo lo olvida. Desde chiquitos vamos al jardín, nos enseñan los principios básicos, luego pasamos al primario, conceptos vagos y una base para lo que viene, el secundario, ahí empieza la epopeya, mucho contenido, poca fluidez y sin verdadera interacción con el mundo real. ¿Perdemos el tiempo?, puede que si, puede que no, lo que si se es que no nos gusta y que lo hacemos por obligación. Cuando pensamos que todo el agotamiento y aburrimiento desaparece, nos topamos con una nueva sorpresa, el trabajo, querido propulsor de relaciones, que nos brinda lo mas importante para subsistir en estos momentos, ¡oh preciado medio de intercambio!, ¿que vale una persona sin él?, lamentablemente nada… por mas buena, humilde y caritativa que esta sea.

Muchos buscan el éxito y realmente se ciegan, no ven que la vida se les pasa por sus ojos como si nada, con tanta vertiginosidad, no la viven, no la recorren, no la sienten, la vuelan. Hay un dicho que va así “Es preferible hombre sin dinero que dinero sin hombre”. Por mi parte yo voy a hacer lo que quiero, no por ganar mas plata con otro trabajo voy a dejar de hacer lo que me realmente me guste, me apasione, me mueva. Es un lujo poder tomar esta decisión, esta todo en tu contra, pero la satisfacción de hacer lo que te gusta, no te la puede quitar nadie y cuando digo nadie, es nadie.

La pregunta es si esto se puede hacer, que factores hay que tener en cuenta, como alcanzar tus sueños y a la vez tener estabilidad económica. El tiempo, el que delimita todo, lo dirá. Pero mientras tanto podemos ver casos de personas que se arrepienten de haber perdido momentos valiosos debido al trabajo, ya sea compartiendo ocasiones con sus hijos o seres queridos, la satisfacción de leer un buen libro o porque no dedicarse un poco de tiempo para él/ella misma, conociéndose mejor y abriendo su espíritu para encontrar lo que los hace distintos a todos los demás transeúntes, porque al fin de cuentas, eso somos, andarines, vagamos por esta vida, a veces sin rumbo a veces con. Todo lo que apreciamos en figura material queda acá, no se lleva, permanece, se hereda, se pasa, pero no viene con nosotros, lo que si queda es el buen o malo recuerdo que la gente tiene de nosotros, lo que fuimos como personas, las buenas acciones que tuvimos, por mas que pasen años, esa esencia seguirá perdurando entre nuestros seres queridos, ese toque especial que caracteriza a cada uno y que nunca es igual a otro.

Por eso creo que esta frase encaja perfecto “No le diré como murió sino como vivió”, la forma en la que vivimos y como actuamos jamás quedará en el olvido si hicimos las cosas bien, es más dejará una huella imborrable que será recordada por siempre con angustiosa melancolía. Cuando miremos hacía atrás y todos nos evoquen con cariño, sabremos que sea lo que sea lo que hayamos hecho, lo hicimos bien, realmente bien.