martes, 23 de marzo de 2010

VITALIDAD DEL CONFLICTO


Uno de los motivos por los que surge esta entrada es el de tomar conciencia de los motivos que llevaron a instaurar el Feriado Nacional del 24 de Marzo. Y que no pase a ser simplemente otro feriado más en que lo único importante es no ir a clases, o a trabajar, poder levantarnos tarde o hacernos una escapada turística.

Me gustaría tratar el tema de la importancia de involucrarnos con temas polémicos. Todos los hechos que nos tocan más de cerca son los más difíciles de analizar con parámetros objetivos, justamente porque la distancia entre el sujeto y el objeto se achica hasta llegar a confundirse o prácticamente anularse. Más aún en el caso en el que, de una u otra forma, los hechos nos involucran, aunque solamente hayamos sido mudos testigos de lo sucedido.

Es natural entonces que se generen más polémicas encendidas en el común de la sociedad cuando se discute sobre lo sucedido en Argentina durante la década de 1970 o 1990 que cuando se discute sobre la historia del siglo XIX. No es que no haya conflictos irresueltos sobre lo que ha sucedido en el siglo XIX y cuánto de eso nos afecta hoy en día. Simplemente suced que los actores de la discusión no estuvieron involucrados en carne y hueso en el conflicto.

Hay, con respecto a los discursos y los conflictos, una vieja "sabiduría popular" que prohibe hablar de fútbol, política o religión si no se quiere entrar en una discusión conflictiva y en grandes polémicas irreconciliables. Los intercambios de opiniones debieran ser, de acuerdo a este punto de vista, sobre temas menos ríspidos como la cantidad de grados centígrados que hizo determinado día, el nombre de tal nuevo integrante de la familia o el vestido de tal o cual presentador de la tele. Si los temas a tratar tienen que ser de índole académica, muchas veces se intenta evitar un pronunciamiento sobre los temas más polémicos, donde nuestra persona tiene que realizar verdaderas elecciones morales y no puede ya escudarse en la pretendida objetividad de la que nos cobija la distancia.

Esta nota entonces, intenta ser lo contrario a esta postura. Pone sobre la mesa una realidad cercana y dolorosa para nuestra sociedad. Una realidad que se discute en los tribunales, en los editoriales de los diarios y en las calles.

Es inevitable que allí donde encontramos un problema vivo, surja el conflicto. Sería más fácil evitar los problemas de revolver el barro de la historia y solamente discutir problemas muertos, ya en el tiempo, ya en la distancia del espacio, que es otro tiempo horizontal. Hablar de guerras a cientos de años de distancia o a miles de kilómetros, lo mismo da.

Es imprescindible no ocultar los temas polémicos bajo la alfombra, no solamente para no repetir los horrores cometidos, sino para saber cabalmente quiénes somos hoy y qué tipo de sociedad y de sujetos pretendemos construir.

Como sociedad madura, no debemos temer involucrarnos en el conflicto, porque allí palpita la vida.

5 comentarios:

  1. La verdad que no puedo opinar mucho de este tema, primero me gustaría interiorizarme mas, no me gusta hablar por hablar. Pero igualmente creo que la mejor forma de progresar también es la de superar ciertos temas, hechos, acontecimientos, no podemos vivir del recuerdo, tampoco creo que deba de haber mucho mas por ver, se han dicho millones de cosas del tema. A mi personalmente no me gustan las fechas, prefiero vivir el día a día, carpe diem que volver al pasado e indagar sobre lo que ya pasó.

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  2. La actitud de interiorizarte más está muy bien, creo que de hecho es lo que todos deberíamos hacer sobre muchos temas antes de emitir opiniones livianas (es decir, basadas en fundamentos pobres).
    Con respecto al vivir día o vivir en el pasado, no creo que sea una dicotomía del todo certera. El pasado y el recuerdo es algo que se recupera siempre en el presente, nunca puede darse nuevamente en el pasado. Y el presente está inevitablemente prefigurado y construido por lo pasado. Me parece que si uno no entiende su pasado, se pierde mucho sobre su presente y su futuro.

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  3. me gusto esta nota, ya que es importante y esta bueno meterse en temas polemicos, para discutir y porque es ahi donde se ven puntos de vista completamente diferentes y nunca llegan a una conclucion en los temas religion futbol politica, porque son creencias de uno.

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  4. No se si me expliqué bien, pero lo que quise decir en su momento, la verdad creo que si nos remitimos todo el tiempo al pasado, ha ver cosas que ya sucedieron y nada podemos hacer, de una manera es inútil. No veo con mal ojos este recurso (recurrir al pasado) para evitar ciertas conductas, fracasos, equivocaciones, pero cuando volver a rever las cosas no lleva a nada, creo que la mejor manera es la de superar los hechos.

    Este golpe fue duro para muchas familias, en mi caso le tocó sufrir a mi tío, cuando hicieron todo lo posible para borrarlo del mapa. Aún sigue luchando por todo lo que le quitaron, si te interesa acá te dejo una nota:

    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=605524

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  5. Lo particular de este pasado es que, además de ser muy reciente, muchos de los crímenes que se cometieron siguen sucediendo hoy en día. El caso de tu tío lo muestra, todavía hoy sigue luchando por sus bienes (leí la carta que escribió como respuesta a una carta de Martínez de Hoz).

    En otros casos, hay gente que lucha hoy por encontrar a nietos o familiares que fueron tomados como botín de guerra y cuya identidad hoy sigue siendo negada. En otros, familiares luchan por saber qué pasó con sus seres queridos, por poder llevar flores a sus tumbas que son inexistentes, y esa información se sigue ocultando hoy. En ese sentido los crímenes se siguen cometiendo en el presente y además en el presente se están juzgando.

    Por otra parte, no creo que tener memoria y ejercerla haga que uno no pueda vivir en el presente o planificar un futuro, creo que sucede justamente lo contrario. La decisión de no mirar al pasado, es una decisión sobre el pasado, uno no puede evitar decidir. Esa decisión puede ser intentar cerrar algunas heridas aplicando justicia (o lo más cercano que se pueda lograr), la otra es tapar con una curita una herida inmensa y mirar para otro lado, pero también es una decisión sobre el pasado y en consecuencia, una decisión sobre nuestro presente.

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